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El Secreto del Cerebro Adolescente: reflexiones desde la entrevista a David Bueno

 

Quiero empezar este post compartiendo mi profunda admiración por David Bueno, no solo por su trayectoria como investigador y divulgador, sino por su capacidad de transmitir conceptos complejos con una claridad que emociona. Su humildad, su cercanía y su compromiso con la educación hacen que escucharle sea siempre un aprendizaje. Su libro El cerebro adolescente es un must, y la entrevista que le realizaron en el podcast Vidas Ajenas me pareció especialmente reveladora. A continuación, comparto algunos de los puntos clave que me han resonado, con la esperanza de que también os inspiren.

 

 

¿Por qué la adolescencia es una etapa tan intensa?

David Bueno nos recuerda que la adolescencia tiene un sentido evolutivo y biológico. Es una fase del desarrollo cerebral que cumple dos funciones esenciales:

  • Aprender a socializarse en un mundo adulto complejo.
  • Conservar la curiosidad durante toda la vida, canalizándola desde la sub-adultez.

 

El triángulo del cerebro adolescente:

Durante esta etapa, tres zonas del cerebro experimentan cambios significativos:

  • La amígdala: se vuelve hiperreactiva, generando respuestas emocionales más rápidas e intensas. Esto es sano y necesario, ya que los adolescentes enfrentan situaciones nuevas sin la experiencia de los adultos.
  • La corteza prefrontal: responsable de la toma de decisiones y la gestión emocional, sufre una poda neuronal asincrónica. Pierde conexiones infantiles y gana otras nuevas, lo que provoca una eficiencia temporalmente irregular.
  • El estriado: vinculado al placer y la anticipación de recompensas. Aunque no cambia mucho, los adolescentes descubren qué actividades adultas les activan esta zona, y lo hacen por ensayo y error. De ahí el impulso por romper límites: “Si no miran qué hay más allá del límite, ¿cómo van a saber si es recompensante o no?”, dice Bueno.

Este proceso explica por qué pueden coexistir comportamientos infantiles y adultos en un mismo momento, sin lógica aparente.

 

El estrés y la comunicación con adolescentes:

El nivel basal de estrés en la adolescencia es el más alto de toda la vida. Esto se debe a que el cerebro se prepara para enfrentar amenazas, focalizando la atención y reduciendo la capacidad de reflexión. Por eso, cuando como adultos pedimos explicaciones ante una conducta no aceptable, y elevamos el tono, ellos se bloquean. No es que no quieran responder, es que no pueden.

Lo que necesitan es apoyo emocional sin sobreprotección. Sentirse acompañados, pero también empoderados. Estar cerca, sin invadir. Como ejemplo, Bueno propone algo tan sencillo como llamar antes de entrar a su habitación, igual que haríamos con un adulto. El respeto construye confianza.

 

Miedo, integración y grandes preguntas

Uno de los retos emocionales de esta etapa es la gestión del miedo. Frases como “en el instituto os jugáis el futuro” solo lo incrementan. En cambio, acompañar desde la realidad, sin dramatismos, haciéndoles saber que estamos ahí, les ayuda a afrontar los desafíos.

La integración social es otra gran preocupación. Sentirse al margen de su grupo eleva su estrés. Aunque a veces parezca que nos rechazan, necesitan saber que estamos ahí.

Y en medio de todo esto, emergen las grandes preguntas filosóficas: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? No tenemos que responderlas, pero sí facilitar espacios para que las compartan y reflexionen, dentro de una estructura de valores basada en el respeto y la convivencia.

 

¿Por qué pierden la motivación en la escuela?

Si la motivación es innata, ¿por qué se pierde? Bueno señala que muchas veces se valora más la nota que el esfuerzo, lo que desmotiva. Además, el cerebro adolescente es curioso para su entorno. Si les hablamos desde contextos lejanos o abstractos, desconectan. Hay que contextualizar, trabajar en entornos colaborativos y aprovechar su necesidad de socialización.

Una forma eficaz de conectar es a través de la curiosidad y la anécdota. En lugar de hablar directamente sobre ellos, podemos compartir historias similares que les inviten a reflexionar. “¿Sabes qué me ha contado la madre de una amiga…?”

 

En definitiva, la adolescencia no es solo una etapa de transición, sino una oportunidad para sembrar curiosidad, respeto y autonomía. Gracias, David Bueno, por ayudarnos a comprenderla.

 

🎧 Puedes escuchar la entrevista completa en Vidas Ajenas